sábado, 17 de noviembre de 2012

Por vez primera



Malditos soles que iluminan
Mis dolores
Maldita el agua que ahogó
Las sonrisas en lluvias de
Lágrimas silenciosas.

Sangró la alegría entre mis
Piernas, se acabó la vida en
Una cárcel de sábanas azules.
La última inocencia se suicidó,
Ya no queda sangre por derramar.

La muerte llueve entre mis dedos,
Se lleva el grito silencioso de mis pasos y
Las risas borrachas de las noches.

Ya no queda sangre por derramar,
La última inocencia se despidió gritando de alegría.

Ahora, ¿cómo borraré las marcas de
La vejez? Marcas de placer estancadas
Hace veinte años.
¿Cómo borraré las manos fogosas de mis piernas?
¿Cómo borraré los ojos ardientes de mis senos?

Ya no queda sangre por derramar,
La última inocencia encontró su cruz. 

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