La niebla de mi olvido ha acorralado
el desastre de tus sombras azules,
ha acorralado las pesadillas de nuestra
despedida.
Sale el sol en tu mirada,
se oscurece el paraíso de mi
muerte y bailan las soledades del
pasado.
Vagabunda está mi sangre
exiliada de su dolor y acorralada
en mi piel cenicienta, llorando está mi sangre
aún escondida en tus sábanas.
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