martes, 30 de abril de 2013


La niebla de mi olvido ha acorralado 
el desastre de  tus sombras azules,
ha acorralado las pesadillas de nuestra 
despedida. 

Sale el sol en tu mirada, 

se oscurece el paraíso de mi 
muerte y bailan las soledades del
 pasado. 

Vagabunda está mi sangre

exiliada de su dolor y acorralada 
en mi piel cenicienta, llorando está mi sangre
aún escondida en tus sábanas. 

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