lunes, 21 de junio de 2010

Desvelos

El mar se arrodilla ante la noche boca abajo,
se quiebran esclavos silencios con el aullido
de mi desesperanza

Bailan espinas lujuriosas,

sedientas del ardor de un beso espinado.

Se embriagan los ríos de llantos acuchillados.
Te habla de mi la tormenta agonizante,
el mar en su bravura más pura,,

te habla de mi el silencio del estío,
la nostalgia del invierno.


El día se arrodilla ante la noche
y
sucumben viejas pesadillas
de
la oscuridad ensordecedora.

No podrá matarme de nuevo
no podrá hacerme desaparecer.
La antagonísta de mi novela se arodilla
en su propio lamento,
se pudre en su jaula,
se quiebran sus espejos
y me devuelve el pasado.

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